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HABLANDO DE ARQUITECTURA Y EMOCIONES, ¿QUÉ ES ARQUITECTURA EMOCIONAL?

  • Foto del escritor: Patricia Vera Paparoni
    Patricia Vera Paparoni
  • 18 sept 2016
  • 2 Min. de lectura

Imagen tomada desde la web

Relata Cristina Villanueva, en su ensayo Espacios, Diseño y Arquitectura (2015), “La arquitectura es más que una construcción de espacios lógicos y funcionales. La arquitectura es una obra de arte. A través de ella, nosotros como personas, habitamos los espacios para poder apreciar y sentir distintas emociones al estar en nuevos ambientes”.


La arquitectura emocional se inicia en México en el S. XX. Fue el escultor mexicano –de origen alemán- Mathias Goeritz, quien enfrenta el término por primera vez, con su obra ‘El Eco’, museo edificado en la ciudad de México e inaugurado en 1953. “El museo fue diseñado como una estructura poética cuya disposición de corredores, techos, muros, recintos y vanos llevaban a sus visitantes a reflejar su experiencia del espacio en un acto emocional; este concepto desafiaba los intereses -cada vez más dominantes- del Funcionalismo durante esta época”, narra Goeritz. El escultor termina por concebir su edificio como una escultura penetrable, pues su diseño se basa en el manifiesto de la Arquitectura Emocional, donde termina por crear una plataforma multidisciplinaria e integral para las artes, donde no existía ningún tipo de precedente en el ámbito del arte mexicano ni internacional de los años cincuenta.


La arquitectura emocional se basa en la funcionalidad, donde aquella edificación habitable utiliza el color, la iluminación y el agua para crear armonía causando sensaciones. El arquitecto mexicano Luis Barragán, junto a Goeritz, es uno de los profesionales más reconocidos en la conceptualización de la arquitectura emocional. Su obra se caracterizó por la creación de espacios lúdicos, estableciéndolos a través de distintos planos de luz, diversas texturas y colores.


Por su lado, Pieter Desmet (Doctorado en Diseño de emociones) narra que “la emoción es parte de la naturaleza humana y la mayor parte de nuestro comportamiento, la motivación y el pensamiento se enriquecen influenciados por las emociones. El mundo que nos rodea, y todo en él, tiene una influencia constante en nuestras emociones.

Un producto o el uso de un objeto, pueden provocar la decepción, atracción, vergüenza, orgullo, asco, desprecio, admiración, satisfacción, miedo, ira y cualquier otra emoción que una persona puede experimentar en respuesta a eventos, personas o acciones de las personas.

Ser humano es ser emocional, e ignorando el lado emocional de la experiencia, con el producto sería como negar que estos productos están diseñados, comprados y utilizados por los seres humanos”.


Sería inocente entonces pensar que un buen diseño de un espacio no estaría cargado de emociones. El usuario habitará el lugar y ya sea agrado o desagrado sentirá (por sólo mencionar los extremos más evidentes). Es por ello que la arquitectura debe buscar el lado emocional del espacio, para brindar una situación al espectador. Un recorrido generado a través de distintos elementos ricos que proporcionan sensaciones dentro de diversos espacios organizados de manera sistemática, son los encargados en parte de generar diversas emociones a quien lo habita.

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 SINERGIAS ENTRE ARQUITECTURA Y CINE
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